lunes, 26 de noviembre de 2012

HISTORIA DE LA MUSICA MEDIEVAL



La música medieval es uno de los temas más apasionantes que la cultura en la Edad Media nos brinda

La música medieval comprende toda la música europea compuesta durante la Edad Media, etapa que comienza con la caída del Imperio Romano en 476 y que finaliza en el siglo XV, en 1453, con la caída de Constantinopla o en 1492 con el descubrimiento de América, ya que el fin de la Edad Media y el principio de la Edad Moderna es un límite difuso.

La música medieval está formada por dos periodos principales: el Románico y el Gótico.
Dentro de la música medieval se pueden distinguir diferentes fenómenos musicales, entre los que destacan el canto gregoriano, la música profana y la polifonía.
El canto gregoriano tuvo gran importancia, ya que es la única música conservada anterior al siglo IX


Transición de la Música Antigua a la Edad Media

La música nueva cristiana que para ellos es «instrumento de salvación». Clemente de Alejandría (siglo II d.C.) hablaba sobre la música de los griegos diciendo que llevaba a la perdición
  Boecio elaboró el tratado de armonía titulado De institutione música.
  En Milán el canto ambrosiano, nombrado por San Ambrosio, fue el estándar, mientras que el canto beneventano se desarrolló alrededor de Benevento, otro centro litúrgico italiano. El Canto gálico se usó en la Galia y el Canto celta en Irlanda y Gran Bretaña.

Alrededor del 1011 d.C., la Iglesia Católica Romana quiso estandarizar la celebración de la misa y los cantos.

Desde el s. VII hasta el XVI el canto gregoriano fue el tipo de música más importante en el mundo occidental. En estos mismos siglos se fue constituyendo y seleccionando un repertorio que, en honor a su primer recopilador, el Papa Gregorio I (San Gregorio Magno), se llama canto gregoriano. Este papa comenzó una reforma de la liturgia romana y también recopila y ordena todas las melodías religiosas existentes hasta entonces para darles una configuración más sencilla o llana. En el s. XI se establecieron las reglas de su escritura musical 

La teoría musical griega, heredada por Roma, fue el punto de partida de la especulación musical medieval a través de los últimos escritores vinculados al antiguo mundo clásico, Boecio (480-524) y Casiodoro (477-570) que fueron, con los traductores árabes, quienes introdujeron la teoría musical griega en nuestra Edad Media.


  En los primeros tiempos, la música medieval recibe dos influencias palpables:
  Influencia hebrea. Se recoge el modo hebreo de cantar a base de largos melismas y la importancia del canto en el culto.
   Influencia grecorromana. Del mundo clásico se hereda la teoría musical con su sistema modal y la valoración ética y educativa de la musica expresada por Platón.

   Canto Gregoriano: La música eclesiástica de los primeros siglos medievales está al servicio del texto litúrgico de los oficios religiosos. 



No existía una sola liturgia unificada. De hecho, con la expansión del Cristianismo a partir del siglo IV, se desarrollan diferentes liturgias regionales independientes de Roma:
Liturgia Ambrosiana o Milanesa




Liturgia hispanovisigoda o
Mozárabe
Liturgia Galicana,
Céltica (irlando-británica)
Liturgia Romana
En Oriente (la Bizantina/la Siria).
En el siglo VII, el Papa Gregorio I el Magno recopila y organiza una serie de cantos romanos que establece como los obligatorios de la liturgia unificada cristiana.

No será hasta tiempos de Carlomagno cuando se establece como obligatorio en el imperio carolingio el rito romano, muy influido, eso sí, por tradiciones francogermánicas propias. La relación entre los monasterios benedictinos de la Orden de Cluny y el papado impulsan esta liturgia franco-romana y el canto gregoriano por toda Europa.
En España, arraigada al riquísimo y culto rito hispanovisigodo o mozárabe, el cambio no se produce oficialmente hasta el Concilio de Burgos de 1080, en tiempos de Alfonso VI
Usa ocho escalas especiales heredadas de los griegos: los modos.
El ritmo es libre, reducido a una especie de línea ondulante, ligera, muy flexible y que huye de cuanto puede ser excitante y machacón.
Se persigue una exaltación estético espiritual de acercamiento a Dios gracias a su concentración, solemnidad, sobriedad y sencillez.
Es monódico, es decir, emplea melodías al unísono. Se canta a capella, sin instrumentos musicales.
Es el canto latino de la Iglesia, es decir, se canta en latín.
Es una música ligada a un texto (en concreto, un texto exclusivamente religioso) y que no tiene sentido sin él
El erudito español San Isidoro de Sevilla (560-636) contemporáneo del Papa Gregorio I dedica a la música una parte de su monumental obra las Etimologías. Refiriéndose al problema de la notación dice: «Los sonidos mueren, pues no pueden escribirse».
En el siglo X otro teórico Hucbaldo (840-930) decidió escribir varias líneas horizontales superpuestas, de manera que a cada una correspondía una nota musical. El texto, en lugar de escribirse abajo, se dividía en sílabas y cada una iba escrita en la línea que señalaba su altura de entonación. Este fue el origen remoto de la pauta musical, que aún hoy se emplea con cinco líneas, aunque en aquella época las líneas fueron apareciendo progresivamente primero una, luego dos, luego cuatro,…, hasta ocho o nueve.
Guido de Arezzo (995-1050) dio valor tanto a las líneas como a los espacios entre ellos con lo que se economizaban espacio. En lugar de poner las sílabas del texto en la pauta puso neumas o signos musicales que los representaban. También dio un nombre a cada nota de la escala. Utilizaba el himno de San Juan Bautista y llamó a cada una de las notas con la primera de cada verso.
Los teóricos del siglo XIV Philippe de Vitry, Jacobo de Lieja y Johannes de Muris, comprendían lo enunciado por los anteriores teóricos y perfeccionan un sistema de escritura que consiste en dar a cada nota un valor fijo en relación con las demás, de manera que al superponerse las voces podamos fijar con precisión la duración de cada nota y hacer coincidir las notas con las demás voces
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Canto Mozárabe

Hasta su supresión a finales del siglo XI, el canto mozárabe supuso una de las manifestaciones culturales más apasionantes de la música medieval

Del repertorio musical hispanovisigodo o mozárabe se conservan 45 códices, escritos fundamentalmente entre los siglos X y XI. Especial importancia tiene el famoso Antifonario de la catedral de León.

Del repertorio musical hispanovisigodo o mozárabe se conservan 45 códices, escritos fundamentalmente entre los siglos X y XI. Especial importancia tiene el famoso Antifonario de la catedral de León

A pesar de lo antedicho, que no es posible reproducir con exactitud el canto mozárabe por su tipo de notación, se sabe que fue más adornado que el canto gregoriano y que se cantaban más piezas.
La Música Profana en la Edad Media

   La música culta litúrgica es la única que ha quedado plasmada en los códices, como hemos visto.
Lamentablemente la música medieval profana y popular, la que divertía y disfrutaba el pueblo prácticamente se ha perdido pues nunca se perpetuó por escrito. Sabemos que en la Edad Media era habitual el canto y el baile entre la población, en muchos casos como herencia del mundo pagano. Lo conocemos por numerosas fuentes eclesiásticas que los condenaban o criticaban.


La música profana de los nobles: troveros y trovadores

A partir del siglo XII, surge el movimiento trovadoresco. Nacen los llamados trovadores, troveros y minnesänger
No hay que confundir la figura del trovador con la del juglar. Los trovadores formaban un estamento entre los que se encontraban gentes de la más alta nobleza, mientras que los juglares solían pertenecer a las clases más populares
A diferencia del canto litúrgico, en las obras de los trovadores se empleaban instrumentos musicales como acompañamiento
Trovadores ilustres fueron Guillermo IX, duque de Aquitania, Rimbaut de Vaqueiras, Marcabrúy Adam de Halle.
Entre los Minnesänger destacaron: Rudolf von Fenis, Raimar el Viejo y Walter von der Vogelweide.
En España tenemos las importantes figuras de Martín de Codax, Guillermo de Berguedá y Berenguer de Palou y Alfonso X El Sabio, con sus famosas Cantigas.


La Polifonía

El tercer fenómeno musical de importancia vital durante la Edad Media es el nacimiento de la polifonía.
La Polifonía se define como el conjunto de sonidos simultáneos en que cada uno expresa su idea musical, pero formando con los demás un todo armónico
Comienza a tener importancia en el siglo IX, aunque probablemente existiese desde antes. No es una música lineal (monódica), sino que varias voces suenan simultáneamente.
Dentro de la Polifonía medieval se distinguen tres grandes períodos: el nacimiento de la Polifonía, el Ars Antiqua y el Ars Nova.

Nacimiento de la Polifonía

   Este período se extiende desde el siglo IX a los comienzos del XII. Se dan los primeros inventos polifónicos: el Organum y el Discantus
El Organum consistía en añadir a una melodía gregoriana llamada Cantus Firmus, una segunda voz a distancia de cuarta o quinta, llamada Voz Organalis. El Discantus eran dos voces que seguían movimientos contrarios.

Ars Antiqua



   Es el período de la música medieval que comprende los siglos XII y XIII, en el que se da la famosa Escuela de París. De esta escuela surgirán dos músicos de enorme relevancia: Leonin y Perotin. Con ellos nace un nuevo sistema polifónico que llamamos Conductus (la melodía principal no es gregoriana, sino inventada por el compositor y tenía un ritmo más o menos procesional.
La gran invención de esta escuela es el Motete: con dos o tres voces, de carácter contrapuntístico, con la característica de que las voces cantan cada una una letra diferente y tienen un ritmo también diferente, por lo que resulta una música muy vivaz y contrastada.






Ars Nova

  La polifonía se perfecciona con el Ars Nova, período que se extiende desde comienzos del siglo XIV al Renacimiento. El Ars Nova supone una importante revolución en lo que hasta entonces había sido el canto gregoriano
Es la expresión perfecta del hombre gótico: el efecto puramente sonoro y la evolución y enriquecimiento de los ritmos y las armonías. El Ars Nova permite fijar las notas y admite acordes.
Destacan Guillermo de Machaut con su Misa de Notre Dame, en Italia Landini, Bolonia y Ciconia y en España tenemos una obra que resume nuestras aportaciones, el Libre Vermell de Montserrat.

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